La Catedral Nueva de Cuenca, también conocida por su nombre oficial como Catedral de la Inmaculada Concepción, es un histórico templo catedralicio ubicado en la capital y ciudad más grande de la provincia del Azuay, Santa Ana de los Cuatro Ríos de Cuenca, al sur de la República del Ecuador.
Siendo una de las estructuras más altas de la ciudad, se encuentra frente al Parque Calderón y es muy fácil de distinguir de las otras estructuras que la rodean, principalmente debido a su grandiosidad y a las impresionantes cúpulas que se encuentran en su parte superior. La construcción de este edificio religioso comenzó en 1885 según el plan del monje alemán Juan Bautista Stiele, y tardó casi 100 años en completarse.
El estilo arquitectónico imita muchos estilos diferentes, como el neogótico, el barroco, el renacentista, el renacimiento bizantino, pero el más dominante es el renacimiento románico. La consagración oficial tuvo lugar en 1967, y la finalización de la construcción se produjo en 1975, cuando sustituyó a la Catedral Vieja, demasiado pequeña para acoger a los fieles, como iglesia principal de la ciudad.
Pero, según algunas personas, la iglesia está inacabada porque el plan era tener dos torres muy altas, pero debido a un error en los cálculos y en los cimientos sobre los que se asienta la iglesia, no se construyeron. Si se hubieran construido por casualidad, es muy probable que la Catedral de Cuenca no hubiera podido soportar el peso, y hoy no existiría.
A pesar de los errores de cálculo de Stiele, hoy la Catedral Nueva de Cuenca está considerada un monumento del arte europeo, así como uno de los mayores símbolos de la ciudad, especialmente por sus tres grandes cúpulas cubiertas de azulejos vidriados azules y blancos fabricados en Checoslovaquia, que pueden verse por toda la ciudad.
La entrada principal tiene poco parecido con Notre Dame, pero su fachada es colorida y, a pesar de su menor altura, resulta bastante fascinante como se puede ver todo lo demás en Cuenca.
Además, el interior de la catedral está lujosamente decorado con pan de oro, las vidrieras que enriquecen de color el interior fueron realizadas en Alemania y Bélgica, y en algunos elementos del interior se utilizó parcialmente mármol local.
Debajo de todo ello hay una cripta, que a primera vista podría sugerir que sería oscura, húmeda y sucia, pero esto está lejos de ser así.
Con una longitud aproximada de 96 metros, aquí están enterrados algunos conquenses muy famosos, y aunque en el momento de su construcción se pensó como lugar de descanso final para miembros importantes de la cultura conquense, figuras religiosas y militares, lamentablemente hoy en día sólo hay espacio suficiente para las figuras religiosas.
Cuando el visitante llega al final de la cripta, aparece un altar muy bien iluminado, que enriquece la cripta y hace más interesante su visita.
En definitiva, la Catedral Nueva de Cuenca es algo que no debe perderse en este pequeño país sudamericano, ya que le mostrará un lado ligeramente moderno de Ecuador a través de los ojos de un pasado arquitectónico europeo que en su día fue muy popular en el continente europeo y que ahora enriquece la gran ciudad de Cuenca.